La Traición Me diste por la espalda clavándome una daga; la daga de la traición, la metiste bien profundo. Estoy herido y sangrando en este charco de sangre; estoy agonizando. ¡Alguien, levánteme! Grito y nadie escucha. Clavaste tu traición y me dejaste herido. Estoy moribundo, no se cuanto aguantare sin ti, sin tus besos, sin tu fidelidad. Elegiste el mal camino, te dejaste seducir por el espíritu de traición; ahora heme aquí. Estoy herido, sangrando y agonizando pero Dios me rehabilitara y sanara mi herida. |
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